Y un día el “Rayas” y la “Flor” se re-encontraron y fueron muy felices. No fue fácil su unión, no sólo eran diferentes en su forma, había algo que les impedía estar juntos y era su percepción ante el mundo, sin embargo para algunos todo está conectado, sólo hay que ver más allá de lo que los ojos ven a simple vista.
Por un lado,
el “Rayas” viene de una
familia de súper antaño de los “rayas de toda la vida”. Su origen comienza
desde la arquitectura más antigua, después su presencia fue indispensable en el
diseño de prácticamente cualquier cosa. Son una gran familia, existen las
líneas: “Quebradas”, “Diagonales”, “Punteadas”, “Curvas”, “Onduladas” y por
último está la familia a la cual pertenece nuestro protagonista “Las Rectas”,
estás líneas que tienen un ángulo de 90 grados y que promueven la amplitud de
forma horizontal o vertical dependiendo su colocación y su grosor.
Por otro lado
tenemos a la “flor”, quien
también tiene presencia desde hace miles de años, primero en la naturaleza y
después fue símbolo de inspiración para el arte en todas sus ramas así como del sentimiento más bello; el amor.
Tanto las
rayas como las flores han sido “estampados” muy importantes en tendencias
anteriores, pero en la actualidad se están utilizando en looks armados, ya sea
en prendas individuales o en la misma tela.
En el
Probador de la Imagen Pública decidimos escribir un cuento para entender esta unión tan diferente a
lo que ya se conocía con respecto a estos dos temas. A veces la imaginación,
nos permite comprender lo que antes no veíamos.
El cuento
“Las rayas y
las flores no se llevan”, así nos decían en años anteriores, por lo que cada vez que una raya se encontraba
a una flor, ésta le decía: “no, tú no”. Pero un día el “Rayas” encontró a una
hermosa “Flor”, la busco, le cayó bien, salieron y se querían mucho, aunque un
día la “Flor” se mostró insegura y le dijo a su amor: “tú y yo somos
diferentes, yo tengo pétalos grandes, un tallo y hojas, además soy sensible y
necesito mucha agua para vivir, en cambio tú tienes el poder de hacer grandes o
pequeñas las cosas, y no requieres de agua para vivir ¿Cómo vamos a estar juntos?".
Después, cada
quien tomo su camino y al pasar los días la “Flor” se dio cuenta que otras
flores lograban dar vida a diferentes ambientes, pero nunca estaban solas,
siempre había varias rayas alrededor, sólo que no estaban cerca. El “Rayas” por
su lado se dio cuenta que aunque podía vivir sin la “Flor” le faltaba algo, y
era la vida de la propia flor.
Un día, el
menos pensado la “Flor” iba muy
contenta caminando y se
encontró al “Rayas” quien
estaba feliz y siendo muy fuerte haciendo su trabajo. Se quedaron viendo uno al otro, y ella le
dijo: “soy
diferente que tú y soy feliz, pero tu
fuerza me da más vida” y el otro le dijo: “soy fuerte y soy feliz, pero tu
color me da más vida”.
Y es así como
la vida de ambos se llenó de más fuerza y color, y siguieron siendo felices.
Por Cynthia
Islas, Consultora en Imagen Pública.