miércoles, 26 de marzo de 2014

El cuento de: El “Rayas” y la “Flor”





Y un día el “Rayas” y la “Flor” se re-encontraron y fueron muy felices. No fue fácil su unión, no sólo eran diferentes en su forma, había algo que les impedía estar juntos y era su percepción ante el mundo, sin embargo para algunos todo está conectado, sólo hay que ver más allá de lo que los ojos ven a simple vista.



Por un lado, el “Rayas” viene de una familia de súper antaño de los “rayas de toda la vida”. Su origen comienza desde la arquitectura más antigua, después su presencia fue indispensable en el diseño de prácticamente cualquier cosa. Son una gran familia, existen las líneas: “Quebradas”, “Diagonales”, “Punteadas”, “Curvas”, “Onduladas” y por último está la familia a la cual pertenece nuestro protagonista “Las Rectas”, estás líneas que tienen un ángulo de 90 grados y que promueven la amplitud de forma horizontal o vertical dependiendo su colocación y su grosor.

Por otro lado tenemos a la “flor”, quien también tiene presencia desde hace miles de años, primero en la naturaleza y después fue símbolo de inspiración para el arte en todas sus ramas así como del  sentimiento más bello; el amor.

Tanto las rayas como las flores han sido “estampados” muy importantes en tendencias anteriores, pero en la actualidad se están utilizando en looks armados, ya sea en prendas individuales o en la misma tela.

En el Probador de la Imagen Pública decidimos escribir un cuento para entender esta unión tan diferente a lo que ya se conocía con respecto a estos dos temas. A veces la imaginación, nos permite comprender lo que antes no veíamos.

El cuento

“Las rayas y las flores no se llevan”, así nos decían en años anteriores,  por lo que cada vez que una raya se encontraba a una flor, ésta le decía: “no, tú no”. Pero un día el “Rayas” encontró a una hermosa “Flor”, la busco, le cayó bien, salieron y se querían mucho, aunque un día la “Flor” se mostró insegura y le dijo a su amor: “tú y yo somos diferentes, yo tengo pétalos grandes, un tallo y hojas, además soy sensible y necesito mucha agua para vivir, en cambio tú tienes el poder de hacer grandes o pequeñas las cosas, y no requieres de agua para vivir  ¿Cómo vamos a estar juntos?".

Después, cada quien tomo su camino y al pasar los días la “Flor” se dio cuenta que otras flores lograban dar vida a diferentes ambientes, pero nunca estaban solas, siempre había varias rayas alrededor, sólo que no estaban cerca. El “Rayas” por su lado se dio cuenta que aunque podía vivir sin la “Flor” le faltaba algo, y era la vida de la propia flor.

Un día, el menos pensado la “Flor” iba muy contenta caminando y se encontró al “Rayas” quien estaba feliz y siendo muy fuerte haciendo su trabajo. Se quedaron viendo uno al otro, y ella le dijo: “soy diferente que tú y soy feliz,  pero tu fuerza me da más vida” y el otro le dijo: “soy fuerte y soy feliz, pero tu color me da más vida”.

Y es así como la vida de ambos se llenó de más fuerza y color, y siguieron siendo felices.

Por Cynthia Islas, Consultora en Imagen Pública.  

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